En el marco de la Seguridad Expo 2025, el director ejecutivo de la Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH), Esteban Díaz, advirtió sobre la gravedad de la crisis de seguridad que vive el país y presentó propuestas concretas para enfrentarla con una mirada integral y colaborativa.
“La seguridad ya no es un tema más. Hoy es el terreno donde se decide el futuro del país”, señaló Díaz, recordando que, según Ipsos, un 62% de los chilenos identifica el crimen y la violencia como su principal preocupación.
Municipios en la primera línea
El representante de AMUCH destacó que los gobiernos locales han asumido un rol protagónico en seguridad, pasando de un marco institucional incipiente a implementar, en promedio, 14 iniciativas de seguridad por comuna, aunque con profundas desigualdades territoriales.
“No hay país seguro con comunas a dos velocidades”, enfatizó, subrayando la necesidad de un financiamiento basal y reglas claras que permitan estándares comunes en todo Chile.
Cinco propuestas centrales
Díaz delineó cinco ejes de acción para enfrentar la criminalidad con coordinación público–privada:
1.Prevención territorial y situacional: patrullajes inteligentes, iluminación táctica, diseño urbano seguro y formación estandarizada de equipos locales.
2.Interoperabilidad tecnológica: conexión entre cámaras, drones, pórticos y radios de municipios, policías y fiscalías.
3.Evaluación de impacto: cada peso invertido debe demostrar reducción de delito o mejora en la persecución penal.
4.Política nacional contra el comercio ilícito: con indicadores, presupuesto y responsables claros.
5.Más Estado donde duele: fronteras, aduanas, ministerio de seguridad fortalecido y fiscalías con unidades especializadas.
Llamado a la acción
El director ejecutivo de AMUCH subrayó que la seguridad no puede depender del “código postal” ni de las capacidades económicas desiguales de los municipios.
“La tecnología sin protocolo es gasto; la tecnología con datos es política pública”, afirmó.
Finalmente, recalcó: “Menos comunicados, más indicadores. Menos promesas, más operaciones. La ciudadanía no pide discursos perfectos, pide que el próximo delito no ocurra”.
